Oyeeee!!! enciende el
calentador!!! que me voy a duchar. Frases como esta las repetimos a diario o
acciones como las de encender la cocina de butano para
hacer la comida o la cena, o a cualquier hora para calentarnos café, hacernos
una infusión, etc, etc. Sin olvidar la llamada que hacemos desde el balcón al butanero, BUTANOOOOOO!!!,
suba dos botellas, y a continuación la expresión de la cara del butanero mirando al quinto sin ascensor, es
todo un poema.
Igual nos pasa con el gas ciudad, ese que llega silencioso hasta
nuestras calderas y cocinas, que siempre está ahí esperándonos, no hace falta
que le llamemos, él nos espera pacientemente a cualquier hora del día o la
noche, que hagamos uso de su consumo, nunca de agota.
Ahí está la cuestión, "él no se agota", pero si se puede
acabar para las dos modalidades de uso, que nos llegue sin problemas a nuestros
hogares.
Qué que ocurre, pues que el 50% del suministro de gas que
recibimos en España procede de Argelia y
que cualquier conflicto entre países productores y/o empresas capitalizadoras/distribuidoras
de este elemento puede dejar sin esta fuente de energía tan cómoda y provechosa
para nuestra alimentación y
nuestra higiene diaria, Si no pasen ustedes la vista por este enlace y estremézcanse.
Atrás quedan aquellos valientes políticos y ecologistas
detractores de la energía nuclear que nos han hecho ser dependientes energéticamente de otros países y sin capacidad de
producir otra que cubra nuestras necesidades más esenciales.
Mire Vd. por donde que tiene toda la razón.
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