Estimado Guillermo, perdona que por esta vez me haya atrevido a citarte por el apelativo cariñoso, con el que amigos y familiares te llamaban.
Yo nunca me atreví a tanto, solo disfruté unos años de tu compañerismo y amistad, hasta que las condiciones laborales nos hicieron ir a cada uno de un lado para otro. Eso sí, cada vez que nos encontrábamos, como este verano pasado ocurrió, nos fundimos en un fuerte abrazo y disfrutamos de ese momento como si …… ese momento fuera el último en el que nos veríamos en esta vida.
Lamentablemente la noticia de tu marcha, la recibí tarde, y en esa despedida me hubiera gustado haber acompañado a Quni, a tus hijos y a tus hermanas Mari Carmen y Rosi, así como al gran grupo de amigos que te profesaban una gran amistad y la vez sentían gran cariño por tu persona.
Guillermo, estarás siempre en mi recuerdo y estarás igualmente presente en mis oraciones.
Desde la Gloria, que es el sitio que te corresponde, sé que junto con Jesucristo velaras por tu familia y por todos nosotros.
Pototo, descasa en Paz.
Juanjo.
¡¡Joder!! Que bonito te ha salido la despedida de tu amigo "POTOTO".
ResponderEliminarMe ha puesto los pelos de punta leer el alegato. Efectivamento nos acordaremos en nuestras oraciones por el alma de POTOTO.
¡¡Que DIOS lo tenga en su gloria!!.
Saturnino Martín Cerezo. el ultimo de Filipinas.