jueves, 23 de octubre de 2014

Un sacerdote del Opus Dei, da una brillante lección a FRANCISCO.

Preambulo:

El Papa es el Legado de Cristo en la Tierra como Sacerdote, Profeta y Rey. Él es el máximo responsable de enseñar, santificar y gobernar la Iglesia tal y como Cristo mismo lo haría. Carece de cualquier otra autoridad para alterar sustancialmente -ya sea personalmente o bien a través de personas interpuestas- de forma directa, indirecta o circunstancial, a través de palabras, acciones, silencios u omisiones, los magisterios dogmático e infalible. Desde el momento en que es elegido y acepta su elección, el Papa recibe la autoridad para actuar siempre y solamente al servicio de Cristo.  http://cougarpuma.blogspot.com.es/2014/10/res-ipsa-loqvitvr-i.html

El texto que se inserta a continuación y que podrá leerse al completo en su sitio, su autor es Martin Rhonheimer, suizo, sacerdote del Opus Dei, profesor de Ética y Filosofía Política en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma.


SOBRE EL CARÁCTER NO RAZONABLE DE LOS ACTOS HOMOSEXUALES

por Martin Rhonheimer


Quiero profundizar aquí la idea central de la “verdad de la sexualidad”, es decir, la idea que la sexualidad humana posee su verdad propia que, sin desvalorizar la bondad intrínseca como vivencia afectiva y sensual, la trasciende y la integra en el conjunto de la dimensión espiritual de la persona humana. […] 

La verdad de la sexualidad es el matrimonio. Es la unión entre personas en las que la inclinación es vivida como elección preferencial – "dilectio" – y en la que se convierte en amor, donación mutua, comunión indisoluble, abierta a la transmisión de la vida y amistad en vistas de una comunidad de vida que perdura hasta la muerte. Así, en este contraste preciso – el contexto de la castidad matrimonial que incluye el bien de la persona y se trasciende hacia el bien de la especie humana – es que la vivencia sexual, también en sus dimensiones afectivas, impulsivas y sensuales se presenta también como auténtico “bonum rationis”, como algo intrínsecamente razonable y bueno para la razón. […]



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